Su nombre es Alberto Paniz Mondolfi, y gracias a su grandiosa labor médica ha logrado un reconocimiento casi mundial, pues lidera actualmente un estudio sobre los efectos que puede traer el covid-19 a largo plazo en los niños. El asegura que en los más pequeños la célula endotelial, más allá de ejercer una cobertura en los vasos sanguíneos, es un órgano de suma complejidad que puede contraer infecciones inmunológicas, razón por la cual los virus como el dengue y el coronavirus pueden afectar estas células de forma directa, lo que lleva a Paniz Mondolfi a generar una hipótesis: ¿Por qué el coronavirus, que casi no ataca a los niños, puede llegar a afectar fuertemente a un pequeño grupo de ellos a través de inflamaciones “raras y generalizadas”?
La mayoría de los niños que en un inicio fueron infectados con el coronavirus experimentaron síntomas leves, pero meses después Paniz Mondolfi comenzó a tratar a una cantidad de niños gravemente enfermos, la mayoría se había infectado con COVID-19 en las semanas previas, estos pacientes presentaron luego una afección que recibió el nombre de síndrome inflamatorio multisistémico en niños, los mismos presentaron dolor abdominal fuerte, fiebre alta, vómitos, diarrea y, en algunos casos erupciones cutáneas. Estos pacientes tuvieron que ser hospitalizados por las altas probabilidades de sufrir daños en sus órganos, características que se reconocen inmediatamente como similares a la enfermedad de Kawasaki.
“Vimos que los casos que estábamos evaluando trazaban cierto paralelismo con una condición que hemos visto en Sudamérica con los casos del dengue, similar al síndrome de Kawasaki”.
Recordemos que el mencionado síndrome, también conocido como síndrome de los ganglios, que produce inflamación durante una infección, en las glándulas de la piel y las membranas mucosas dentro de la boca, la nariz y la garganta. Dichos síntomas se repetirían en un grupo de niños que en su momento fueron portadores del covid-19 y es precisamente en este tipo de pacientes en el actualmente el galeno venezolano centra su investigación con el fin de identificar los factores de riesgo, pudiendo así los médicos prevenir el MIS-C, o al menos lograr que sea más tratable, monitoreando de cerca a los niños considerados de alto riesgo y brindándoles la atención que necesitan cuanto antes.
Para Alberto, esta pandemia no ha sido sorpresa, pues ha pasado varios años de su carrera combatiendo y estudiando diversas epidemias que llegan a Sudamérica, su experiencia, le ha llevado a conocer el modo en que se propagan los patógenos y lo que son capaces de hacer, logrando así desarrollar cierto “instinto médico”.
Alberto Paniz Mondolfi, tiene 43 años. Pasó la mitad de su infancia entre Venezuela y Kenia donde nació su pasión por el estudio de los virus luego de viajar en safari a la cueva Kitum en el Parque Nacional del Monte Elgon. Durante la visita, su abuelo le dijo que, varios años antes, los murciélagos habían infectado a los turistas con un virus llamado “Marburg”, un pariente del virus del Ébola y fue allí donde empezó el deseo por estudiar el origen de las infecciones virales.
Aun cuando hoy día radica en Nueva York, se mantiene conectado con Venezuela, a través del proyecto “La incubadora Venezolana de la ciencia”. Un proyecto que desde 2007 lleva de la mano de jóvenes estudiantes de medicina con los que ha logrado posicionar publicaciones de los estudios realizados en las más importantes revistas internacionales del rango científico. Este proyecto fue galardonado en 2007 por la Fundación. “Dr. José Gregorio Hernndez”, por sus estudios relacionados con el virus Zika.
“Actualmente ya estamos montando las plataformas para diagnóstico de SARS-CoV-2. Sobre todo para evaluar un poco el comportamiento o la presencia de variantes que puedan estar sucediéndose por el cambio de contexto y porque estamos viendo ahora que la onda epidémica está dando con fuerza en Sudamérica”, comentó el especialista en virus.
Más allá de la seriedad que demuestra Paniz Mondolfi en cada entrevista, hay en él un hombre simpático y alegre, que denomina a los virus que estudia cómo sus amigos: “El dengue es un viejo amigo al que solía ver todos los días, el virus mayaro, que causa fiebres elevadas y dolor en las articulaciones, en cambio era un tipo bien desagradable”, dejando ver que los mismos forman parte de su vida, son una pasión que crece con los años, pues no sólo quiere lograr “domarlos” para salvar a sus pacientes, sino que también quiere comprenderlos a profundidad para así predecir sus próximos movimientos.
Por: Néstor da Costa.