Uno de los platos más representativos de los Andes venezolanos es sin duda La Pisca Andina. En toda la región andina se acostumbra a tomar esta sopa como parte del desayuno. Se compone de papas, leche, queso y se aromatiza con cilantro. No es extraño que se acostumbre a tomarla con frecuencia: el andino es amante incondicional de las sopas, ya que la zona andina es fría y como abundan las siembras de papas, la pisca es una dama conocida y respetada.
El andino es madrugador, pero no como el llanero que antes del amanecer salta de su chinchorro, el andino espera que la luz del sol le señale el camino, es silencioso, noble y trabajador, la montaña lo resguarda, el frío deja sus mejillas tostadas y su mirada profunda admirar cada día la maravilla de los páramos que conforman la cordillera de los andes…
Antes de comenzar la jornada, la pisca andina, trae calor al cuerpo, se acompaña de arepas de harina de trigo, el maravilloso queso ahumado y algunos le dan un toque picante, como la mayoría de nuestros platos típicos, cada familia le aporta un toque personal, que varia la sazón de la pisca.
Si viaja por los lados, de Mérida, Táchira y Trujillo, encontrará esta sopa con frecuencia, con su sabor característico, suave y delicado, pero marcado pronunciadamente por el cilantro; no deje de incluirla en su menú, le dará un calor reconfortante, acariciará su paladar y seguramente la calidez le llegará suavemente al alma.
Ingredientes
Para preparar una Pisca Andina inolvidable para 4 personas, necesitará:
- 4 papas blancas bien grandes cortadas en cubos
- 1lt de Caldo de pollo concentrado
- 1 cebollín finamente picado
- 3 diente de Ajo bien machacados
- Cilantro finamente picado al gusto
- Trozos de queso ahumado cortado en cubos, al gusto
- 2 cucharadas de mantequilla
- Leche
- Sal y pimienta recién molida
Preparación
Coloque en una olla el fondo de pollo y las papas hasta que estas estén blandas. Aparte saltee en mantequilla el cebollín y el ajo y agréguelo a las papas y deje reducir; agregue sal y pimienta al gusto y luego la leche y el queso. Remueva con una paleta de madera hasta que el queso se derrita un poquito y cuidando de que no hierva, por último agregue el cilantro.
Sirva bien caliente en platos de barro, para que conserve el calor. Acompáñela con arepas de trigo y natilla. Será una suave caricia para el paladar de sus comensales, como desayuno o cena.