La nadadora siria que salvó a 20 personas está en el equipo Olímpico de Refugiados

Mardini huía a través del mediterráneo cuando el motor de su balsa falló y junto con su hermana nadó por tres horas con la embarcación hasta llegar a Grecia

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nadadora siria

Los Juegos Olímpicos Río 2016 se han visto envueltos en serias críticas por el tema de la seguridad en Brasil, así como los accidentes sufridos por atletas asociados a la logística del evento de alguna forma, pero si algo también ha caracterizado a estas olimpiadas es el espacio para los refugiados.

A nivel mundial se estima que hay un número de 65,3 millones refugiados, personas que por motivos de guerra y persecución han tenido que buscar asilo en un país diferente al natal, iniciando desde cero abandonando a sus familias y amigos, enfrentándose también a un montón de barreras para encajar en una nueva nación.

Cada una de estas personas tenía una vida en su país y los atletas no son un caso aislado, es por eso que Río 2016 ha dado lugar a un equipo de refugiados conformado por 10 participantes de diferentes lugares en guerra como Siria, El Congo,  Sudán del Sur y Kenia.

Historias que más allá de transmitir un espíritu olímpico se tratan de esperanza, esfuerzo y resiliencia, capacidad de soportar e imponerse a pesar de las circunstancias. Yusra Mardini, una nadadora Siria para quien sus habilidades en el agua no sólo le llevaron a Río 2016 sino que salvaron su vida y la de un grupo de refugiados en el Mar Mediterráneo en 2015.

La nadadora siria arrastró una balsa tres horas luego del naufragio en el Mar Mediterráneo

Mardini huía a causa de la Guerra Civil junto con otras 20 personas que buscaban un nuevo futuro en Turquía, cuando el motor de su balsa se dañó y las aguas comenzaron a hundirlo en el mar Mediterráneo, ante eso, ella y su hermana tomaron la pequeña embarcación y nadando tres horas la llevaron a la isla griega de Lesbos.

Ese día, Mardini salvó la vida de otros refugiados con su pasión desde los tres años: la natación. Ahora se entrena en Alemania y se prepara para dejar su huella también en Río 2016 junto con el grupo de refugiados que aunque no hablan el mismo idioma, sus historias si comparten el mismo lenguaje, la esperanza.