La guerra es siempre un cuarto oscuro donde la ceguera de unos deja a otros sin luz, sin embargo, la ausencia de luz y esperanza hace que cualquier pequeño destello de vida alumbre con contundencia y precisamente Aleppo Media Center ha captado a niños jugando en una improvisada piscina en las ruinas de Alepo para poner nuevamente en la crisis siria en los ojos del mundo.
Hace dos semanas, el rescate de un niño sirio se viralizó, al ser salvado luego de un fuerte ataque en la capital y ciudad más afectada por la guerra civil, revelando la realidad que dos millones de personas viven al estar sitiadas por Al assad y las tropas rebeldes.
El contraste entre el cráter producto de un impacto explosivo a este sector de la ciudad y la alegría de los niños que sin pensar en más nadaban en este pozo, revela que un instante de sencilla alegría puede darse incluso en los peores escenarios.
Un pozo de agua en una ciudad donde los suministros de electricidad, alimentos y agua potable no aparecen por los enfrentamientos dejando a dos millones de personas en condiciones de apenas supervivencia a la espera de un ataque pueda acabar con sus vidas, familias o viviendas.
La ONU ha intentado mediar en la crisis solicitando al menos dos días de alto al fuego por semana, sin embargo, la situación entre gobierno y rebeldes continúa siendo compleja, la próxima reunión para intervenir en la crisis siria sería el próximo 21 de septiembre.
¿Pero hasta qué punto será útil el organismo internacional para resolver una crisis tan profunda?
Por un lado, un gobierno que pese a la guerra que ha acabado con 290.000 personas, promueve a Siria como destino turístico mientras niños, ancianos y adultos viven la peor crisis del conflicto, sitiados en su propia localidad donde no tienen acceso a centros hospitalarios o comida.
Y en el otro extremo, rebeldes que forzan a la población a apoyar la guerra endureciendo el control del tránsito en las calles y cortando el suministro de alimentos
Un territorio donde los sitios turísticos patrimonio de la UNESCO están poblados de terroristas y grupos armados, donde la niñez pierde su niñez y las personas prefieren lanzarse a una travesía en el mar en busca de un lugar con paz, así sea en el fondo del mar.
Esta Siria oscurecida por la guerra que de alguna forma encuentra un pequeño as de luz en la esperanza de la espontaneidad de los niños cuyo futuro es tan accidentado como un cráter de guerra en las calles de un vecindario.