El pasado 4 y 5 de septiembre se llevó a cabo en la ciudad de Hangzhou la reunión de los países miembros del G20 con una agenda inclinada por tres grandes puntos en crisis a nivel mundial: Refugiados, Guerra Siria y Turquía.
Hangzhou, la locación más poblada de una de las provincias chinas esperaba solventar tres asuntos, una promesa que sería demasiado pretenciosa en marco de un evento organizado por un país donde el diálogo no forma parte de una política de gobierno.
China desalojó a seis millones de habitantes con siete días libres forzados para salir de la ciudad para la cumbre G20, donde quienes se opusieron fueron arrestados en sus casas o escoltados fuera de la ciudad.
G20 en búsqueda de un alto al fuego
Ante los 470.00 fallecidos por la guerra civil siria, los organismos internacionales han buscado la forma de establecer algún acuerdo que permita el alto al fuego para suministrar alimentos y provisiones ante la grave situación donde dos millones de personas se encuentran sitiadas en la ciudad de Alepo.
Rebeldes y fuerzas del ejército que combaten en un complejo y a la vez complicado tablero donde aliados y enemigos no están claros salvo uno, el enemigo de todos: El Estado Islámico.
Pero la ecuación no estaría completa sin los aliados extranjeros que hacen fuerza en esta guerra: Estados Unidos, Rusia, Siria y Turquía siendo entre ellos la relación aún más extraña, por un lado, Estados Unidos y Rusia enfrentados a través de terceros pero a la vez combatiendo a Isis.
Por otro lado, Estados Unidos y Turquía quienes abogan por los rebeldes, pero que de una forma guardan contradicción: su relación con las fuerzas kurdas.
Los Kurdos exigen un territorio para su nación, situación que no conviene a Turquía y motivo por el que este último declara la guerra a los kurdos, que irónicamente conforman el principal aliado de los Estados Unidos en Siria.
Aunque lo que está claro es que todos combaten al Estado Islámico, Estados Unidos y Rusia iniciaron una guerra a través de las piezas claves de esta guerra civil, los kurdos y opositores ante el régimen de Al Assad, con una inestabilidad política iniciada oficialmente en 2014, con antecedentes en la primavera árabe.
Pero después de todo, esta guerra con tantas fichas, quienes más sufren son las personas cuyo estado hace un llamado intenso pero a la vez ignorado que buscaba una resolución en el G20. Pero ni Obama ni Putin pudieron lograr un acuerdo para extender una mano de ayuda en la guerra civil de Al Assad y los rebeldes.
Pero ni Obama ni Putin pudieron lograr un acuerdo para extender una mano de ayuda en la guerra civil de Al Assad y los rebeldes
¿Por qué no han llegado a un acuerdo?
Más allá de incompatibilidad de acuerdos en este tipo de guerras, los países terceros son los que se benefician a través del ataque a la imagen del otro, y qué más sencillo que jugar con peones ajenos, eso sí en este caso tanto Rusia como Estados Unidos se adentraron con varias de sus piezas de guerra en este conflicto.
Desde las altas esferas no se siente la crisis como humana, tal vez si desde la perspectiva política ante las posiciones en juego pero no desde la esencia de las vidas que mueren de muchas maneras en territorio sirio o de quienes fallecen diariamente en las costas de turquía esperando salir de uno de los peores conflictos de la era actual, es por eso que la guerra de terceros podría no vislumbrar un fin.