Alemania se convirtió durante la última década en uno de los países pioneros en la agricultura urbana y en el cultivo orgánico ¿El resultado de ello? Berlín está poblada de jardines comestibles que surten a restaurantes, Andernach es la ciudad de Europa más verde y sostenible. El mundo desarrollado apunta con insistencia a las ciudades comestibles, es decir, ciudades que a través del cultivo orgánico sustenten sus propias necesidades. Fabián Passariello es un venezolano a un océano de distancia de Alemania pero que se apropió de la visión de los huertos urbanos y apostó por crear su propia granja orgánica en el Táchira.
Fabián es periodista de profesión y fotógrafo de aves. Ha publicado tres libros, ese contacto con la naturaleza le sembró la idea de crear Proyecto Ave, su propia estación biológica y granja orgánica. Con dos hectáreas y años de investigación autodidacta del tema, Fabián se lanzó a cultivar con sistemas productivos de bajo impacto hace 15 años.
¿Cómo inició en el mundo del cultivo orgánico?
Fabián P.: Decidí hacer mis propios experimentos. Empecé con un pequeño huerto y la intención era empezar a producir mi propio abono orgánico. Empecé a alimentar mi suelo, yo estaba en una zona donde son solo suelos ácidos , entonces tenía dos opciones: Utilizar recursos químicos y la otra era producirme mi propio suelo. Empecé ensayando con eso.
Me hice de unos animales, empecé a compostar el estiercol de los animales. Los incorporé ene le suelo ensayé en huertos pequeños para producción propio. Al punto que hoy tengo casi dos hectáreas cultivadas con mis propias manos y de mis propios recursos.
“He experimentado la satisfacción de producir alimentos de muy bajo o nulo impacto ambiental. Sigo y continuo en el ensayo permanente”
El británico John Seymour ha sido una fuente de inspiración para Fabián, un inglés que durante los 60s se fue al campo a vivir una vida orgánica en Pembrokeshire. Seymour enseñó la posibilidad de una vida sustentable con el cultivo de sus propios alimentos.
Techos verdes para producir alimentos
Inspirado en la idea europea que busca producir CO2, Fabián adaptó los techos verdes para producir alimentos, esto se llama Cultivo urbano. En pleno Barrio Obrero, lugar comercial de San Cristóbal adaptó el primer cultivo orgánico en su azotea. Con 200 metros cuadrados logró producir 150 kilogramos de tomate, pimentón, ají, brocolí, coles de bruselas.
Fabián P.: “Todos los desechos orgánicos que se producían en la casa los iba compostando y fui produciendo unos pequeños canteros y de allí salió comida para mi familia e incluso llegué a surtir unos restaurantes de la zona con vegetales frescos. Podía producir orgánicamente sin ningún tipo de complicación.
Tu ves San Cristóbal desde arriba y te das cuenta que hay muchísimos edificios que tienen placas de techo que son perfectamente aprovechables para el desarrollo del cultivo orgánico”.
¿Cuál es el secreto de una granja orgánica?
Fabián P.: “Para que haya una granja orgánica se requiere de animales, no hay posibilidad de sembrar vegetales si no tienes animales, porque el estiércol de animales es un componente fundamental de la agricultura. De allí obtienes el abono
Descubrí que el cochino me daba una grandísima ventaja. Cuando tu tienes un cerdo en tu granja, todos esos vegetales que ya no son comerciales o no los puedes comer porque fueron perforados por una plaga o que no tienen un bonito aspecto, tu se lo das a los cerdos entonces no hay pérdida en las granjas. Se los das a los cerdos y eso gana kilos de carne y asu vez, ese animal te produce el estiércol que vas a compostar y va a volver a la tierra”.
La principal diferencia de un cultivo orgánico es que utiliza los mismos elementos de la tierra para sustentarse, en un ciclo de armonía. No se requieren fertilizantes, ni pesticidas sino que a través de la siembra se aprovechan las propiedades de cada vegetal o animal.
“En la agricultura orgánica se le da la tierra un tratamiento de ser vivo y se le alimenta como ser vivo”.
El cultivo orgánico de Fabián también genera producción de carne.
Fabián produce carnes y embutidos de forma artesanal, sin uso de químicos.
Entre sus proyectos está independizarse al 100% del gas doméstico con un biodigestor, con paneles solares. Su meta es “procurarse una vida satisfactoria con alimentación sana, suelos sanos que te garanticen poder cultivar por cientos de años”.
“Trato de tener una relación armoniosa con el espacio que me proporciona una mejor calidad de vida”
“Quien lo hace de alguna manera se enamora del tema”
Para Fabián Passariello el cultivo orgánico se trata de una forma de felicidad y también de una nueva visión de ver la economía.
Fabián P.: Yo pienso que todo aquel que tenga un espacio llámese tierra o un espacio pequeño, tiene que necesariamente desarrollarlo en este aspecto porque eso te va a mejorar la economía vas a contribuir a vivir satisfecho, a la felicidad que es tu fin supremo. Si tu te procuras tus propios alimentos incluso en lugares que no son inicialmente ideales para producirlos eso te genera una cuota de felicidad que es para mi el sentimiento y compromiso más grande que tenemos como humanos. Si promovemos el cultivo orgánico en las fincas y en las haciendas estamos procurando garantizando tierras sanas por muchos años, si procuramos el cultivo urbano estamos promoviendo una cuota de felicidad. Un sociedad feliz es una sociedad que tiene mucho más elementos para progresar
Fabián Passariello cree que el cultivo orgánico y urbano son un camino para el Ecogreso (progreso ecológico) de Venezuela incluso en medio de la crisis. Está comprometido con la armonía entre la economía y la naturaleza. En definitiva, el cultivo orgánico es para Fabián una herramienta de lucha en medio del país.