Betsimar Sepúlveda: “Históricamente, la palabra ha sido sanadora”

"Profesión de Fe" la reciente obra de Betsimar Sepúlveda es un homenaje que nace en Colombia pero viene impregnado de la identidad venezolana

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Betsimar Sepúlveda, un alma que en esencia es poesía y que tiene en su pluma la capacidad de retratar las realidades de la migración. Esta autora tachirense tiene seis obras en su trayectoria, la más reciente  es Profesión de Fe, su tercer poemario que sensibiliza en cuanto a la Venezuela que se vive al dejar el país.

“Más peligroso que un ejército es la palabra de un poeta”

Un fruto de tres años de trabajo, inspiración, transpiración y disciplina han dado a luz a esta nueva obra. Profesión de Fe nace en el horizonte colombiano de Bucaramanga pero viene impregnado de la identidad venezolana y de la sensibilidad a las situaciones que rodean a la autora desde hace diez años cuando migró del país.

Si de algo está clara Betsimar Sepúlveda es que cuando habla o escribe lo hace representando a  su país, Venezuela.

Sus obras anteriores han sido llevadas al portugués y al árabe.

Cadáver de Lirio (Mérida-Venezuela. Ediciones Gitanjali. 2007, Ruta al vientre azul (Táchira-Venezuela 2004) Antología Resistencia en la tierra (Antología de poesía social y política de nuevos poetas de España y América Ocean Sur Editores 2014, Antología Las chicas van al baile (Lima-Perú 2013) y Antología Dragones de Papel (Táchira-Venezuela. 2004)

La escritora venezolana radicada en Colombia pudo conversar con el equipo de Noticias.com.ve acerca de “Profesión de Fe”.
¡Aquí te contamos la exclusiva!

“En la palabra podemos denunciar”


-¿Cómo nace “Profesión de Fe”?

B.S: Nace luego de tres años de trabajar(…) Este oficio es más de transpiración que de inspiración, la inspiración es muy importante al igual que ese don que es la poesía. Pero nada hacemos sin la disciplina y sin ese cuidado de trabajar la palabra con disciplina.

Profesión de fe es un homenaje a la familia, es un homenaje a los rostros que fueron quedando atrás.

El desarraigo genera una sensación, una necesidad de honrar ese cordón umbilical con la casa, con la familia, con los rostros con los pueblos incluso con los muertos que quedaron en un país al que no vas a volver, por lo menos, no por ahora.

“Es una forma de honrar el desarraigo”

Betsimar salió de Venezuela hace 10 años, desde entonces Colombia le ha acobijado, llegando a sentir esta tierra como suya también.

-¿Qué hizo el desarraigo de salir del país en tí?

B.S: Nunca me había sentido más venezolana que ahora. Estando allá (Venezuela) tienes todos los elementos con los que creciste y que te son tan afines, que te son tan cotidianos, que te son tan tuyos. Entonces como son tan tuyos no percibes la diferencia o no percibes las características que definen tu entorno.

“Ya hace diez años que salí de Venezuela y en esos diez años he aprendido a amar más”.

Ya hace diez años que salí de Venezuela y en esos diez años he aprendido a amar más, a valorar más, cada una de las cosas que nos hacen como venezolanos, nuestra forma de ver la vida.


-Algo valioso…

B.S: Nuestra bonita forma de dirigirnos a los demás, ese amor por la igualdad tan natural que tenemos nosotros y todo ello, la comida las costumbres, los paisajes. No con esto quiero decir que no valore lo que tengo acá. Al contrario es una suma de experiencia, es una suma de querencias.

En estos diez años he aprendido que soy muy venezolana, pero además mi territorio es mucho más grande. Me duele colombia. Cuando a tí te duele un país, cuando a ti te duele un entorno ya es porque es parte de ti.


– “Sin sombra no hay luz” ¿Aplica esta frase al caso venezolano?

B.S: Yo creo que la situación en Venezuela es inédita.

Mientras en otros países se está avanzando en materia de inclusión, de ecología. Resulta que en Venezuela hemos retrocedido, resulta que volvimos al oscurantismo y cuando un modelo político como el nuestro porque es una dictadura del siglo XXI pero es una dictadura.

La autora de “Profesión de Fe” apela a la frase de San Bartolomé “Sin sombra no hay luz” como la mejor explicación de la belleza en los momentos de oscuridad, tales como los que vive Venezuela en los últimos años.

B.S: Yo creo que este periodo oscuro por el que estamos pasando nos tiene que enseñar, tenemos que crecer como pueblo, crecer como comunidad.

Si es cierto que hay un éxodo masivo de venezolanos en este momento pero esa salida conocer otras culturas, vivir otras culturas nos tiene que enseñar a valorar nuestro país y a reconstruir nuestro país.

Yo tengo mucha fe que va a llegar el momento de la reconstrucción.  Este no es el momento, este es el momento del caos.

Venezuela está ahorita en un periodo de caos, sumida en la entropía pero la misma fuerza del caos busca el orden, busca la luz y yo sé que lo vamos a hacer, yo sé que lo vamos a lograr nos va a costar mucho pero ya nos ha costado más, nos ha costado lágrimas, vidas humillaciones nos ha costado.

Así que sabremos hacerlo, sabremos ponernos del lado de la luz y de ahí sabremos vence las sombras, la oscuridad es un principio que nosotros como pueblo como cuerpo social vamos a saber responder.

-¿Cuál es el papel de la poesía en este largo proceso de reconstrucción?

B.S: Es una labor que todo escritor venezolano tiene, es el papel que década uno de nosotros estamos haciendo en este punto histórico que nos tocó vivir.

Somos un cuerpo social que en estos momentos está padeciendo de un profundo dolor, de unas profundas heridas, heridas sangrantes.


Al ser humano cuando algo le duele, cuando tiene heridas en su cuerpo busca sanarse.


Históricamente, la palabra ha sido sanadora.

Nosotros como cuerpo social que somos, necesitamos sanar pero antes que sanar primero debemos reconocer que tenemos una herida, sino reconocer también quien o quienes han ocasionado esas heridas aún si tocara reconocer que nosotros tenemos una cuota de responsabilidad en esa herida de ese cuerpo social que somos nosotros.

“La palabra es urgente y necesaria”

Entonces yo sí creo que la escritura debe servir para eso, para denunciar, para reconocer, para sanar pero tenemos que escribir. Es una obligación moral es ser responsable con lo que somos así que creo que la palabra es urgente y necesaria.