La Caracas dorada de las fuentes de soda

Los drugstore cambiarían la desafiante época de los 70s. Una mezcla de farmacia, cafetería, minitiendas donde podías comer sándwiches y tomar unas cervezas

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El esplendor de una época de colores vistió a Caracas desde que apareció la primera fuente de soda. El estilo de la cafetería americana fusionado con el sabor criollo, sin duda, cambiaría la dinámica de socialización del venezolano.

En la antigua Grecia, las personas se reunían en las Ágoras, plazas donde se desarrolló la vida social y también el compartir del conocimiento colectivo mientras que en la Revolución Francesa, este papel fue desempeñado por los cafés de París.

Los sitios de reunión implican grandes movimientos sociales, Caracas en 1940 no sería la excepción a esto.

A finales de la década de los 40s, el estilo de las cafeterías inglesa llegó a Caracas con El Picadilly, una fuente de soda en El Conde, San Agustín del Norte. Este fue el primer Drive In con toda la carta americana desde Club Houses, hamburguesas malteadas. Además de ofrecer la comida, este era el sitio de reunión por los caraqueños que llegaban en sus carros y esperaban ser atendidos.

También durante los años 50s estuvieron de moda las fuentes de soda de las clínicas bastante fieles al estilo modernista americano.

Más adelante llegaria la cadena CADA, super mercados con ese estilo de sala estadounidense “Small Dinning Room” donde además de comprar víveres las personas se daban una buena pasada de comida.

Para 1960 el boom de los Drive In se extiende en el Este de Caracas.

La Castellana, Las Mercedes y El Rosal marcan la moda del no bajarse del carro para comer, de hecho, uno de estos sitios en la Castellana tendría un extra: Piano Bar, un atractivo que llevó a otro nivel las fuentes de Soda.

Los drugstore cambiarían la desafiante época de los 70s.

Una mezcla de farmacia, cafetería, minitiendas donde podías comer sándwiches y tomar unas cervezas (unas buenas jarras). Uno de los más populares fue el drugstore de Chacaíto, con su cielo abierto era el sitio para volverse loco comiéndose un perro caliente de hasta un metro.

Sí, estos fueron años atrevidos aceleraron el pulso de Caracas,  drugstores sicodélicos también se convirtieron en puntos de socialización y hasta pasarelas de las tendencias de vestir.